Tomado el 25 de junio de 2013 de pagina de Facebook de Mons. Oscar D. Sarlinga
Este párrafo de la homilía de hoy en Santa Marta toca de lleno el corazón: "Essere cristiano è una chiamata di amore, di amicizia; una chiamata a diventare figlio di Dio, fratello di Gesù; a diventare fecondo nella trasmissione di questa chiamata agli altri; a diventare strumenti di questa chiamata. Ci sono tanti problemi, tanti problemi; ci sono momenti difficili: Gesù ne ha passati tanti! Ma sempre con quella sicurezza: ‘Il Signore mi ha chiamato. Il Signore è come me. Il Signore mi ha promesso’”. Traducción: "Ser cristiano es un llamado de amor, de amistad, una llamada a convertirse en un hijo de Dios, hermano de Jesús, para ser fecundo en la transmisión de esta convocatoria a los demás, a ser instrumentos de esta convocatoria hay tantos problemas, muchos problemas.; Hay momentos difíciles, Jesús ha pasado muchas! Pero siempre con la confianza: "El Señor me ha llamado. El Señor es como yo. El Señor me ha prometido."
A
la manera de JUAN EL BAUTISTA, discirnamos los "llamados". A Ser
cristiano es un "LLAMADO" nos ha dicho hoy el Papa Francisco en su
homilia matutina. Este llamado, de Dios que es fiel, puede traer en
nosotros, que somos muy frágiles, diversas preguntas. Hasta Juan el
Bautista, estando en la cárcel y en medio de dudas e incluso angustia,
"llamó" a sus discipulos para que fueran a preguntarle a Jesùs si era "él" o debian esperar a otro.
Jesús le respondiò con los "signos mesiánicos": "los ciegos ven, los sordos oyen, los pobres son evangelizados...". Más que con un "egò eimì"... Yo soy... Le dio los signos. Y Juan en el acto vio y creyó. La Palabra de Jesùs fue "DeBAR" (como en la Biblia) para Juan.
Nosotros tenemos lìmites, adolecemos de limitaciones y muchas veces no vemos, o "no queremos ver", porque pareciera que "tuvièramos miedo" a que Dios haga maravillas, "en el otro", o "en nosotros". Miedo, miedo. Podrìamos hablar de una especie de "temor a la misericordia"?. Pero Dios nos ayuda si nos dejamos ayudar, si somos humildes. Màs uno "avanza" si se puede decir asì, en la vida espiritual, màs se da cuenta de cuànto pudimos "no ver", "no discernir", "no dar los buenos signos", cuànto pudimos "co-laborar" (en un modo u otro o en mayor o menor medida) a la confusiòn en vez de a que se haga la luz. Dios es màs GRANDE. En nuestra pobreza, en nuestra fragilidad, un "egò eimì" sólo puede darse sostenido enteramente por Cristo, "todo es gracia", y cada uno "segùn su vocaciòn y elecciòn" como nos lo dice San Pablo. El camino que tenga que ser, serà, si somos dòciles. Y lo que en su Misericordia inmensa Dios quiera, dejèmoselo a èl... Queramos aceptar, sì, el vivir los signos del Mesìas Salvador en nuestra vida. La "Mujer del Sì", del "Fiat", la escuchante, la fiel, nos haga exultar de gozo en la voluntad de Dios (sea lo que sea, Padre...) como hizo exultar al bebé Juan en el vientre de su madre, la anciana Isabel. — en Bautisterio de Juan el Bautista.
Jesús le respondiò con los "signos mesiánicos": "los ciegos ven, los sordos oyen, los pobres son evangelizados...". Más que con un "egò eimì"... Yo soy... Le dio los signos. Y Juan en el acto vio y creyó. La Palabra de Jesùs fue "DeBAR" (como en la Biblia) para Juan.
Nosotros tenemos lìmites, adolecemos de limitaciones y muchas veces no vemos, o "no queremos ver", porque pareciera que "tuvièramos miedo" a que Dios haga maravillas, "en el otro", o "en nosotros". Miedo, miedo. Podrìamos hablar de una especie de "temor a la misericordia"?. Pero Dios nos ayuda si nos dejamos ayudar, si somos humildes. Màs uno "avanza" si se puede decir asì, en la vida espiritual, màs se da cuenta de cuànto pudimos "no ver", "no discernir", "no dar los buenos signos", cuànto pudimos "co-laborar" (en un modo u otro o en mayor o menor medida) a la confusiòn en vez de a que se haga la luz. Dios es màs GRANDE. En nuestra pobreza, en nuestra fragilidad, un "egò eimì" sólo puede darse sostenido enteramente por Cristo, "todo es gracia", y cada uno "segùn su vocaciòn y elecciòn" como nos lo dice San Pablo. El camino que tenga que ser, serà, si somos dòciles. Y lo que en su Misericordia inmensa Dios quiera, dejèmoselo a èl... Queramos aceptar, sì, el vivir los signos del Mesìas Salvador en nuestra vida. La "Mujer del Sì", del "Fiat", la escuchante, la fiel, nos haga exultar de gozo en la voluntad de Dios (sea lo que sea, Padre...) como hizo exultar al bebé Juan en el vientre de su madre, la anciana Isabel. — en Bautisterio de Juan el Bautista.
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