¡Alégrate, Jerusalén, llénate de gozo porque viene tu salvador! (Zac 9,9).
Natividad del Señor, en Belén de Escobar.
«La Palabra vino al mundo, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad» (cf. Jn 1,9-14).
La Madre y el Niño Dios.
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