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Con San Antonio de Padua, Derqui cree, predica y vive
Con este lema, elegido por los niños y jóvenes, que se puso en una
gigantografía que insinuaba la figura de San Antonio de Padua a través
de un collage de centenares de fotografías de acontecimientos
parroquiales, se tuvo el domingo 17 las celebraciones con que
concluyeron los festejos del año jubilar de la parroquia en Presidente
Derqui, en el cincuentenario.
Pese a las malas condiciones climáticas, un frío intenso con momentos de
aguanieve y niebla, que arreciaban desde primeras horas después del
mediodía, a las 15 en punto se inició la procesión, aunque abreviada,
con gran cantidad de fieles. Se encontraban presentes el Sr. Obispo
Mons. Oscar Sarlinga,
el vicario general, Mons. Edgardo Galuppo, el provicario y rector,
Mons. Santiago Herrera, el cura párroco de Presidente Derqui y decano de
Pilar, Pbro. Oscar Iglesias, el capellán externo para Presidente
Derqui, Mons. Daniel Ferrari, los curas párrocos en Pilar Pbro. Fernando
Crevatin y Pbro. Gabriel Micheli, el P. Mauricio Aracena y numerosos
otros sacerdotes, también diáconos en camino al sacerdocio, diáconos
permanentes, seminaristas del Seminario San Pedro y San Pablo,
religiosos, religiosas de Santa Ana y de Santa Marta, alumnos de
colegios, matrimonios que renovaron sus promesas, grupo de jóvenes y
grupo misionero, y numeroso público en general. Autoridades municipales
de Pilar, entre los cuales el Intendente Dr. Humberto Zuccaro, delegados
municipales, concejales, también se hicieron presentes en la
celebración del cincuentenario, y donaron una placa, que fue bendecida
al final, luego de la placa del Obispado y parroquia.
La celebración eucarísica tuvo que realizarse en el templo, aunque debió
reacondicionarse el atrio y la acera con cierta cobertura, y aún había
personas en la calle adyacente, desafiando el clima.
El Obispo manifestó al inicio de la homilía que la razón por la cual
estaban allí presentes era “confesar nuestro amor profundo a la iglesia
particular, diocesana, y a todos los que la representan, buscando
participar en el espíritu de Jesús que «amó a la Iglesia y se entregó
por ella» (cf. Ef 5,25)”.
Luego se refirió a las lecturas, y en especial a las parábolas de la
semilla que crece mientras el sembrador no necesariamente tiene la
actitud que sería de desear en él, en efecto, aunque su participación
sea importante, existe una dinámica superior que hace que el pequeño
grano de mostaza, dé lugar a un árbol tan grande, es la dinámica de la
Gracia, dijo, que nos da razones de creer y de esperar. “Lo importante
es que seamos esperanzados, aunque no ilusos, sí esperanzados, porque la
esperanza significa que creemos en que Dios siempre puede actuar, e
incluso irrumpir con su amor en nuestra vida personal, comunitaria;
tengamos confianza en Él, que es el primero que quiere que se realice su
Reino”.
Prosiguió el Obispo diciendo que “tenemos que poner en la Eucaristía
todos nuestros anhelos, y desde la Eucaristía realizar obras buenas,
personales, familiares, con alcance comunitario, social, solidario,
sabiendo que, como decía un gran obispo, San Lorenzo Giustiniani, “(…)
la ofrenda espiritual que nos purifica y surge como agradable a Dios no
es tanto la obra de nuestras manos en sí misma cuanto el sacrificio
espiritual que se inmola en el templo del corazón, reavivado por la
presencia y la complacencia de Nuestro Señor Jesucristo”(Cf San Lorenzo
Giustiniani, Sermone 8, nella festa della Purificazione della B.V.
Maria: Opera, 2, Venezia 1751, 38-39).
Por último, el Obispo delineó algunos trazos de la personalidad y la
acción benéfica de San Antonio de Padua, aunque dijo que profundizaría
sólo en dos puntos puesto que su vida era basante conocida y además la
guía lo había explicado bien durante la procesión. Manifestó Mons. Sarlinga
que el Papa Benedicto XVI se ocupó de San Antonio en su Audiencia
general del miércoles 10 de febrero de 2010, y que una primera noción
que debiéramos asimilar es el amor de Antonio por el misterio de la
Natividad, el Nacimiento, por el misterio de Dios inmenso que se hizo
niño. Dijo también que, con esa sencillez del corazón, el Santo tenía un
conocimiento profundo de las cosas y era instruido e iluminado, en las
cosas de la fe, y también en las cosas sociales, aspecto que
generalmente no se tiene tan en cuenta. “En una época de expansión de
las ciudades, del comercio, de los préstamos, San Antonio tuvo muy claro
predicar el “compartir”que es básico, pero también denunciar
proféticamente aquello que atentaba contra la dignidad humana, en
particular de los más pobres y necesitados, con el desarrollo de lo que
podríamos hoy llamar “una moral social” a través de algunos de sus
sermones. Es por ello que en esta audiencia a que nos referimos, dijo
Mons. Sarlinga, el Papa Benedicto hace alusión a la aplicación de estos
principios a la realidad de crisis financiera y económica de nuestros
tiempos, al punto que menciona: “¿Acaso no es esto (…) una enseñanza muy
importante también hoy, cuando la crisis financiera y los graves
desequilibrios económicos empobrecen a no pocas personas, y crean
condiciones de miseria?. En mi encíclica Caritas in veritate recuerdo.
“la economía tiene necesidad de la ética para su correcto
funcionamiento, no de cualquier ética, sino de una ética de la
persona”(n. 45). Ésta es una enseñanza que puede reavivar en nosotros
también hoy, San Antonio de Padua, con su intercesión.
--
Secretaría de Comunicación Institucional del Obispado
Atención: lunes a viernes, de 9 a 13,
Tel 03489 422817- 426606 líneas rotativas, interno 37
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