El próximo 19 de abril se cumple el quinto aniversario de la elección pontificia del Papa Benedicto XVI. Con sencillez, con espíritu de fe, con sentido eclesial, quiero invitar a la comunidad diocesana, al presbiterio, los religiosos, religiosas, fieles laicos, a dar gracias al Señor por su ministerio como Sucesor de Pedro, y al mismo tiempo a acrecentar, más aún en estos tiempos difíciles, la comunión afectiva y efectiva con él, en tanto fundamento de la unidad de la Iglesia, y, por consiguiente, fundamento también de la vocación más profunda de ésta, el evangelizar, mediante cuya realización el misterio de la paternidad divina sale al encuentro de la humanidad.
Propongo que junto con nuestra oración por él, meditemos ese día en especial un punto de esa "carta magna" de la reflexión sobre la Iglesia, que es la constitución "Lumen gentium" del Concilio Vaticano II, me refiero al n. 23 "El Romano Pontífice, como sucesor de Pedro, es el perpetuo y visible principio y fundamento de la unidad, tanto de los Obispos como de la multitud de los fieles". En tan pocas palabras, tanta significación, tanta realidad, tanta verdad.
Invito a los sacerdotes en sus parroquias a dedicar la adoración al Santísimo del día jueves (y tanto más en las parroquias donde hay adoración perpetua) a las intenciones del Santo Padre, a la unidad de la Iglesia y al desenvolvimiento de su misión en la paz y la concordia. El Evangelio de este domingo (19 de abril) nos dice mucho, todo lo esencial, sobre la misión de Pedro, la de recoger las redes llenas de peces, y la de apacentar a los corderos, y San Gregorio Magno, papa y doctor de la Iglesia (en Homilías sobre el Evangelio, nº 24) nos lo explica diciéndonos cómo «Pedro arrastró hasta la orilla la red» ("Después de haber recogido tan gran cantidad de peces «Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red.» Supongo que ustedes han captado el porqué fue Pedro quien arrastró la red hasta la orilla. En efecto, es a él a quien se le confió la santa Iglesia, es a él a quien se dijo personalmente: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Apacienta mis ovejas». Así, lo que fue anunciado en palabras una segunda vez, ahora es significado por una acción. Es el predicador de la Iglesia el que nos separa del oleaje de este mundo; es pues necesario que sea Pedro quien guía hasta tierra la red llena de peces")
Con este espíritu, en el año 2007 se dio que compusiera una oración, que hice imprimir en estampas, las cuales fueron distribuidas en gran número, en las confirmaciones de ese año, y del Año Paulino 2008-2009. La ofrezco hoy también a ustedes, para que nos unamos al Papa Benedicto XVI en el quinto aniversario de su servicio universal como Sucesor de Pedro:
Propongo que junto con nuestra oración por él, meditemos ese día en especial un punto de esa "carta magna" de la reflexión sobre la Iglesia, que es la constitución "Lumen gentium" del Concilio Vaticano II, me refiero al n. 23 "El Romano Pontífice, como sucesor de Pedro, es el perpetuo y visible principio y fundamento de la unidad, tanto de los Obispos como de la multitud de los fieles". En tan pocas palabras, tanta significación, tanta realidad, tanta verdad.
Invito a los sacerdotes en sus parroquias a dedicar la adoración al Santísimo del día jueves (y tanto más en las parroquias donde hay adoración perpetua) a las intenciones del Santo Padre, a la unidad de la Iglesia y al desenvolvimiento de su misión en la paz y la concordia. El Evangelio de este domingo (19 de abril) nos dice mucho, todo lo esencial, sobre la misión de Pedro, la de recoger las redes llenas de peces, y la de apacentar a los corderos, y San Gregorio Magno, papa y doctor de la Iglesia (en Homilías sobre el Evangelio, nº 24) nos lo explica diciéndonos cómo «Pedro arrastró hasta la orilla la red» ("Después de haber recogido tan gran cantidad de peces «Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red.» Supongo que ustedes han captado el porqué fue Pedro quien arrastró la red hasta la orilla. En efecto, es a él a quien se le confió la santa Iglesia, es a él a quien se dijo personalmente: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Apacienta mis ovejas». Así, lo que fue anunciado en palabras una segunda vez, ahora es significado por una acción. Es el predicador de la Iglesia el que nos separa del oleaje de este mundo; es pues necesario que sea Pedro quien guía hasta tierra la red llena de peces")
Con este espíritu, en el año 2007 se dio que compusiera una oración, que hice imprimir en estampas, las cuales fueron distribuidas en gran número, en las confirmaciones de ese año, y del Año Paulino 2008-2009. La ofrezco hoy también a ustedes, para que nos unamos al Papa Benedicto XVI en el quinto aniversario de su servicio universal como Sucesor de Pedro:
ORACIÓN POR AL PAPA Y POR LA MISIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA
"Trinidad Santa, Un Solo Dios, Te rogamos por el Santo Padre Benedicto XVI, Sucesor del Apóstol Pedro en la sede de Roma. Que resuene siempre en sus labios la maravillosa profesión de fe de Pedro: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16,16), y que la respuesta con que Jesucristo aseguró a Pedro el Primado, se haga carne en nuestros corazones: «Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (…) yo te daré las llaves del reino de los cielos» (Jn 16,16-19).
Te pedimos, Dios eterno y bondadoso, que el Santo Padre pueda cumplir con toda libertad su misión de confirmarnos en la Fe, como le mandó Jesús al primero de entre los Apóstoles: «Confirma a tus hermanos» (Lc 22,33) y que, conforme a ese mandato, pueda pastorear con alegría al Pueblo de Dios: «Apacienta mis corderos (…) apacienta a mis ovejas» (Jn 21,15-17).
Que nuestro estado de misión en esta porción del Pueblo de Dios de Zárate-Campana prodigue abundantes frutos en el Espíritu Santo, «único Protagonista de la evangelización», como lo llamara Pablo VI, quien creó nuestra diócesis en 1976.
Con la ayuda de la Madre de Dios, la siempre Virgen María, en su advocación de Nuestra Señora de Luján,
Amén.
+Oscar, Obispo de Zárate-Campana
Año 2007"
Te pedimos, Dios eterno y bondadoso, que el Santo Padre pueda cumplir con toda libertad su misión de confirmarnos en la Fe, como le mandó Jesús al primero de entre los Apóstoles: «Confirma a tus hermanos» (Lc 22,33) y que, conforme a ese mandato, pueda pastorear con alegría al Pueblo de Dios: «Apacienta mis corderos (…) apacienta a mis ovejas» (Jn 21,15-17).
Que nuestro estado de misión en esta porción del Pueblo de Dios de Zárate-Campana prodigue abundantes frutos en el Espíritu Santo, «único Protagonista de la evangelización», como lo llamara Pablo VI, quien creó nuestra diócesis en 1976.
Con la ayuda de la Madre de Dios, la siempre Virgen María, en su advocación de Nuestra Señora de Luján,
Amén.
+Oscar, Obispo de Zárate-Campana
Año 2007"
Con afecto pastoral, en Cristo y María de Luján,
+Oscar Sarlinga
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